Alberto Garzón firma la iniciativa que espera que pueda debatirse cuanto antes para que, frente a la “peligrosa inacción y la falta de respuesta del PP” ante la destrucción de la industria se avance hacia un “nuevo modelo productivo basado en el empleo de calidad, la innovación tecnológica, la sostenibilidad medioambiental y el fortalecimiento del mercado interior”
Izquierda Unida mantiene su seria preocupación por la situación económica por la que atraviesa el Estado español desde hace años, pese a la reiterada propaganda del Gobierno del PP sobre una mejora sustancial y una paulatina salida de esta larga crisis. Es en este contexto, dentro de las propuestas concretas que realiza esta formación para enfrentar los graves problemas que tratan de ocultarse, donde se encuadra la iniciativa parlamentaria registrada esta semana por el coordinador federal de IU, Alberto Garzón, para, entre otras cuestiones, instar al Ejecutivo de Mariano Rajoy a que desarrolle “un plan global de reactivación industrial liderado por el sector público y con participación sindical” con el que avanzar en un “nuevo modelo productivo basado en el empleo de calidad, la innovación tecnológica, la sostenibilidad medioambiental y el fortalecimiento del mercado interior”.
Esta propuesta, elaborada con el formato parlamentario de proposición no de ley, busca ser también una llamada de atención sobre la “peligrosa inacción y la falta de respuesta del PP hacia un sector que nunca ha estado entre sus prioridades ni para el crecimiento sostenido del país, ni para la creación de empleo estable y de calidad”.
De ahí que IU plantee también en su iniciativa “articular planes sectoriales para hacer frente a los procesos de reestructuración y deslocalización industrial, y desarrollar políticas de cualificación y formación profesional en los ámbitos productivos”.
Garzón analiza y pone cifras a lo que está pasando en realidad. Cita un estudio de CC.OO para denunciar que “no se han tomado medidas para suavizar los desequilibrios y dificultades que arrastran los sectores que deberían pilotar la recuperación económica”. De esta forma, “la industria sólo ha recuperado el 22% de la producción que se destruyó durante los años más duros de la crisis. Su participación en el PIB se sitúa 7,5 puntos porcentuales por detrás del objetivo (un peso de la industria en el PIB agregado europeo del 20%) que aspira alcanzar la Unión Europea (UE) en 2020”.
La crisis industrial necesita de respuestas que alcancen también a otros sectores, de ahí que IU proponga también “crear un polo de banca pública en nuestro sistema financiero con divisiones especializadas en la financiación empresarial”.
Las cifras en la industria son desoladoras. Alberto Garzón recurre a datos del Directorio Central de Empresas (DIRCE) para explicar que “el 1 de enero de 2008 había en España 3.414.779 empresas, de las cuales el 7,2% (245.954 empresas) eran industriales. Además, el 23,7% de las grandes empresas eran industriales. El 1 de enero de 2015, el número de empresas descendió hasta 3.182.321, de las que el 6,2% son industriales (197.191 empresas). El porcentaje de grandes empresas que son industriales descendió hasta el 21,2%. La pérdida de empresas en el sector industrial ha sido superior en términos relativos a la producida en el conjunto de la economía”.
La completa iniciativa que firma el coordinador federal de IU, para la que espera tener pronto cupo y poder incluirla en el orden del día para su debate, insta también al Ejecutivo del PP a “fomentar el diseño industrial, la calidad y la cooperación entre pequeñas y medianas empresas para acometer proyectos industriales de cierta dimensión, la internacionalización para la exportación y la apertura de nuevos mercados”.
Garzón advierte también de un hecho tan significativo como que entre 2008 y 2015 “el empleo industrial ha pasado de suponer el 16,3% al 13,6% del total en España. El empleo asalariado en la industria ha descendido desde el 17,5% al 14,7% entre el primer trimestre de 2008 y el cuarto trimestre de 2015, según la Encuesta de Población Activa (EPA)”.
Avisa también de que es “un error apostar por la reducción de costes laborales como elemento central de la competitividad de las empresas. Esto hace que España se perpetúe como el ‘low cost’ de los países del euro frente a la evidencia de que las industrias más competitivas se caracterizan por altos salarios y calidad en el empleo. Por el contrario, mejorar la productividad para obtener menores costes de producción, exige impulsar la investigación y el desarrollo, y una política energética bien planificada”.
De ahí que en la parte propositiva de la iniciativa Izquierda Unida plantee “converger con Europa en inversión pública en Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i), y estimular la participación del sector privado en actividades innovadoras”.
Alberto Garzón cierra sus propuestas para abordar los graves problemas de la industria con una de absoluta actualidad en las últimas semanas, dada la repercusión del precio de la energía en las empresas. Por ello, plantea que se establezca “una planificación energética que apueste por las tecnologías renovables, reduzca la dependencia del exterior, considere al suministro eléctrico como un servicio público esencial e introduzca transparencia en la formación de precios en el mercado de la energía”.